jueves, 1 de marzo de 2012

EN BUSCA DEl CLICK. Perú, democracia y arte

Pensar en el Perú nos invita a navegar por los ríos caudalosos de la identidad, la memoria colectiva, lo multicultural; la cultura oficial remando frente a frente (rozándose) con lo culturalmente emergente, lo denominado masivo o popular. Somos testigos directos de grandes transformaciones políticas, económicas, sociales y culturales. Hay olor a cambio.
Muchos de los fenómenos que vivimos actualmente se explican desde el enfoque postmoderno: “el gran relato que se instauró en el pensamiento moderno fue el de concebir la historia humana como algo unitario, eurocéntrica. Pensar desde la diferencia, la otredad, la otra orilla significa que estamos ante una nueva etapa (no hay historia única: hay imágenes del pasado desde diversos puntos de vista). El tomar la palabra por un creciente número de subculturas constituye el efecto más evidente”. (Vattimo)
El arte moderno occidental está marcado por normativas o principios determinados por grupos específicos: “¿los intelectuales?”, el poder político, el poder religioso, el poder económico. Esto todavía se refleja en el Perú en la percepción “oficial” de asumir y dictaminar el arte, desde la colonia, pasando por lo republicano y lamentablemente hasta hoy.
Por ello, relacionamos nuestro “arte oficial” con la idea del arte en la modernidad: culto al talento del artista, originalidad, autonomía, institucionalización de la cultura artística: historia del arte, el círculo de las galerías, museos, etc., la oposición tradición – modernidad.
Sin embargo, podemos encontrar grandes posibilidades en la validación del mal llamado “arte popular”: entre nuestros antepasados prehispánicos y en algunas comunidades andinas hasta hoy el concepto cercano a lo que denominamos arte sería la “Qellca”. Qellca está relacionado con lo colectivo y lo grupal, no es antropocéntrico sino cosmocéntrico, no valora lo estético en sí mismo sino que necesita agregar el valor de lo utilitario en su sentido más amplio: la educación para la vida y el arte son una unidad. Los qellcacamayoq fueron una mezcla de artistas, educadores y cronistas sociales con roles claramente establecidos dentro de las comunidades (Josefa Nolte).
Hoy en día el público se halla en una situación mucho más a la vanguardia que nuestro arte oficial: el espectador común vive y circula dentro de un mundo de referencias fragmentarias de la realidad, mezcla, une, descontextualiza los diversos elementos y recrea, hasta el infinito nuevas yuxtaposiciones (imágenes desde los medios masivos, publicidad, moda, internet, globalización).
La postura del arte que creo necesaria es de aquel que ha logrado liberarse de tres elementos: liberado de la separación entre arte culto y arte no culto (popular, masivo) liberado de la separación entre artista público y la pérdida de la organicidad de la obra, pues la obra se configura desde innumerables fragmentos. (Benjamín)
MUSEOS Y EDUCACION ARTÍSTICA
En los últimos años se han extendido conceptos referidos a las prácticas democráticas siendo posible compartir términos como inclusión, participación, diversidad, interculturalidad, etc. Estos principios hacen necesario abordar el tema de la educación del arte bajo otras perspectivas, que integre lo vanguardista con lo tradicional, lo popular y lo culto. Lo tradicional, la calle, lo emergente, la jerga, el sabor a cebiche tiene que entrar al museo, a las escuelas, a la institución como tal; lograr el noviazgo entre chola y pituco, entre lo erudito y lo popular... ¿podremos hacer click?

Carlos Valdez Espinoza - Mayo 2009

No hay comentarios:

Publicar un comentario